Revisión de Artículo 26

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Conductos Radiculares Perdidos en Molares Detectados por Tomografía Odontológica

Una conveniente desinfección del sistema de conductos radiculares es parte fundamental en el tratamiento de endodoncia con el fin de evitar complicaciones tales como la persistencia de una infección bacteriana, un inadecuado sellado de los conductos radiculares, conductos radiculares no tratados, un inapropiado sellado cameral y restauración coronaria; así como también, evitar errores durante el tratamiento en relación con una posible asociación con periodontitis apical. La presencia de un conducto no tratado puede darse como resultado de la limitada experiencia del operador, la disposición compleja de los conductos o por errores en el procedimiento como el diseño inadecuado del acceso a la cámara pulpar (degaste compensatorio); donde un conducto sin tratar puede hacer de puerto de reserva para los microorganismos, además de ser la razón principal de la recurrencia de periodontitis apical y tener resultados desfavorables para el pronóstico del órgano dentario.

El primer molar superior es una de los primeros dientes permanentes en erupcionar en la cavidad oral y por ese motivo es también uno de los más susceptibles a infecciones cariosas y diversos tratamientos restauradores. Este diente posee una cámara pulpar amplia y la mayor cantidad de raíces, dos vestibulares y una palatina, las cuales varían en tamaño, forma y anatomía interna una de otra. Cerca de la mitad de los retratamientos de endodoncia son a causa de un conducto radicular que pasó desapercibido el diagnóstico preliminar y no fue sometido a tratamiento endodóntico, donde casi la totalidad de estos casos tienen relación con la raíz mesiovestibular; presentándose un segundo  conducto mesiovestibular conocido también como conducto mesiopalatino por su disposición en dicha raíz y su aparición ha sido atribuida comúnmente a las amplias dimensiones de la raíz en sentido vestíbulo-palatino. Las presentaciones de este segundo conducto mesiovestibular están sujetas a variaciones étnicas, siendo más común de lo que anteriormente se creía, por lo cual los odontólogos siempre deben asumir su presencia en la raíz mesiovestibular.

Fig.1. En la tomografía se observa el primer molar superior con un segundo conducto Mesiovestibular (MB2) a 2 mm en sentido apical del piso de la cámara pulpar.

Por otro lado, el primer y segundo molar inferior comúnmente presentan dos raíces, una mesial y otra distal; la raíz mesial presenta dos conductos, uno vestibular y otro lingual; y la raíz distal presenta solo un conducto radicular. Las variantes anatómicas de las raíces y conductos radiculares son raras e incluyen deltas, aletas, canales accesorios, curvaturas y orificios camerales múltiples. Una variante frecuente en la morfología del conducto radicular de la raíz mesial es la presencia de un conducto adicional entre los conductos vestibular y lingual, conocido como el conducto medio mesial, el cual pueden presentarse de tres diferentes modos: el tipo independiente, cuando el conducto se origina desde un orificio separado sin tener interacción con los conductos vestibular y lingual; el tipo confluente, cuando el conducto se fusiona con algunos de los dos conductos principales; y el tipo de aleta, donde el conducto se une por medio de un istmo con alguno de los dos conductos principales. La presentación más común del conducto medio mesial es el tipo confluente, seguido del tipo aleta y por último, con menor frecuencia, el tipo independiente.

Fig.2. Clasificación del conducto medio mesial. A. Tipo independiente; B. Tipo confluente Con conducto mesiovestibular; C. Tipo confluente con conducto mesiolingual y D. Tipo aleta (istmo).

El uso de la tomografía computariza cone beam (TCCB) ha incrementado significativamente en tres los endodoncista en los últimos años por ofrecer imágenes claras sin la superposición radiográfica, mostrando claramente la morfología radicular y del sistema de conductos, lo cual juega un rol importante para el diagnóstico y tratamiento en dientes con una compleja anatomía de los conductos radiculares, logrando identificar las variantes mencionadas que requieran tratamiento endodóntico. En los últimos años, la Asociación Americana de Endodoncia y la Academia Americana de Radiología Oral y Maxilofacial ha avalado el uso de la TCCB como estudio inicial de elección en casos de dientes con potencial de poseer conductos adicionales o con sospecha de compleja morfología radicular interna.

Fig.3. Diferentes tipos de conducto medio mesial. A. Fusionado con el conducto mesiovestibular; B. Tipo aleta y C. Fusionado con el conducto mesiolingual.

Referencias Bibliográficas

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Kewalramani R, Murthy CS, Gupta R. (2019). The Second Mesiobuccal Canal in Three-Rooted Maxillary First Molar of Karnataka Indian Sub-populations: A Cone-Beam Computed Tomography Study. Journal of Oral Biology and Craniofacial Research, 9(4), 347-351.

Aldosimani MA, Althumairy RI, Alzahrani A, Aljarbou FA, Alkatheeri MS, AlGhizzi MA, Abughosh TK. (2020). The Mid-Mesial Canal Prevalence in Mandibular Molars of A Saudi Population: A Cone-Beam Computed Tomography Study. The Saudi Dental Journal.

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