El Uso de Tomografía Dental y Radiografías Periapicales Digitales para el Diagnóstico de Perforaciones Radiculares
La perforación radicular es la comunicación entre el conducto radicular y la superficie externa de la raíz producida de forma iatrogénica, la cual puede ocurrir durante cualquier fase del tratamiento de endodoncia, representando el 10% de los fracasos terapéuticos. Este tipo de complicación es clasificada por tamaño, tipo, localización, duración antes de la reparación y grado de compromiso óseo; la cual se presenta como un reto en el diagnóstico clínico por la ausencia de síntomas específicos y en el diagnostico radiográfico debido a la limitada capacidad de las radiografías periapicales para mostrar dicha lesión. Es importante tener en cuenta que el promedio de los dientes con perforaciones que llegan a ser restaurados es un 31% menor en comparación con los dientes que no presentan dicha complicación. La detección temprana ayudará considerablemente a la selección de un tratamiento adecuado y a minimizar la pérdida ósea.
Se han utilizado múltiples técnicas para el diagnóstico de las perforaciones radiculares, tales como el localizador apical electrónico, el microscopio operatorio, la endoscopia y la tomografía de coherencia óptica, no obstante, en ninguno de estos métodos se puede diagnosticar perforaciones radiculares en conductos obturados, ya que estos métodos se basan en la visualización o penetración del conducto radicular vacío. La tomografía computarizada cone beam (TCCB) se presenta como una valiosa herramienta para el diagnóstico en endodoncia, siendo de gran ayuda en la evaluación de lesiones periapicales y su proceso de reparación ósea, en el diagnóstico de fracturas radiculares verticales, en la evaluación de la anatomía del sistema de conductos radiculares y en la detección de procesos de reabsorción radicular.
Fig.1
En este estudio se seleccionaron 45 molares mandibulares humanas almacenadas en agua filtrada y purificada, de los cuales fueron tomadas radiografías periapicales, se realizó la medición de la curvatura de su raíz mesial y se dividieron en 3 grupos. Se realizó la apertura cameral y se localizaron las entradas de los conductos radiculares, luego se prepararon los dos conductos mesiales con instrumentos rotatorios. Solo un grupo de 15 dientes no fue perforado. En el siguiente grupo de 15, el conducto mesiolingual fue perforado por el instrumento rotatorio más allá de la curvatura hasta que el instrumento sea visible en la superficie radicular externa a nivel de su tercio apical. En el último grupo de 15 dientes se utilizó el instrumento rotatorio desde el interior del conducto radicular para realizar la perforación radicular con una medida de 1 a 3 mm por debajo de la furcación. En ambos grupos se verificaron las perforaciones con una lima de mano insertándola a través de estas sin presentar alguna resistencia. Después de esto, los conductos se obturaron con la técnica de compactación lateral con conos de gutapercha y los dientes fueron colocados en lechos prefabricados en mandíbulas humanas a ambos lados de la región posterior, en las cuales fueron colocadas una capa de cera dental por vestibular y lingual para simular la densidad del tejido blando. Se utilizó material de impresión para fijar los dientes en la mandíbula seca y para rellenar los espacios entre la superficie de la raíz y los lechos (Fig.1).
La radiografías periapicales fueron tomadas con diferentes angulaciones, una mesioangular y otra distoangular por cada diente. Así mismo, la TCCB fue adquirida con un campo de adquisición de 50 x 37 mm con un tamaño de voxel de 76 µm y con una duración de la toma de 10 segundos.
Fig.2
La perforación se observa como una discontinuidad de la estructura radicular, ya sea en la superficie radicular en relación con la furcación o en la superficie radicular en relación con su periferia. Dos observadores fueron calibrados para analizar las imágenes por separado, los cuales fueron instruidos para clasificarlas como perforación, sin perforación y perforación cuestionable. Los resultados mostraron que el 63% de las perforaciones fueron detectadas por las radiografías periapicales mientras que la TCCB fue capaz de detectar el 87 % de las perforaciones. La TCCB marco una diferencia significativa en el diagnóstico de las perforaciones a nivel de la superficie externa radicular en relación con la furcación, mientras que la diferencia entre ambos métodos de diagnóstico no fue significativa en la detección de perforaciones de la superficie externa radicular en relación con la periferia. La incapacidad de los radiografías periapicales para detectar las perforaciones asociadas a la furcación se encuentra en la ubicación de la perforación, que podría estar enmascarada por la concavidad de la raíz (Fig.2). En conclusión, la Tomografía Computarizada Cone Beam demostró una mayor precisión que las radiografías periapicales para la detección de perforaciones radiculares, sobre todo en las complicaciones asociadas a la superficie radicular en relación con la furcación.
Referencia Bibliográfica
Shemesh H, et al. The Use of Cone-Beam Computed Tomography and Digital Periapical Radiographs to Diagnose Root Perforations. Journal of Endodontics 37.4 (2011): 513-516.