Relación entre radiación ionizante y enfermedad de Alzheimer

Relación entre radiación ionizante y enfermedad de Alzheimer

El término de «enfermedad de Alzheimer» se acuñó hace poco más de un siglo y los factores que predisponen esta enfermedad siguen siendo una incógnita hasta el día de hoy. Aunque las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer se incrementan con la edad, no es una consecuencia natural del envejecimiento. Se conoce tambien que algunos factores genéticos como la variación del gen E(APOE), se han asociado con esta condición al igual que el estilo de vida, además tambien han sido identificados factores dietéticos y enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y la depresión. Mientras tanto los esfuerzos para entender mejor el origen y la naturaleza de esta enfermedad continúan a pesar de contar un amplio financiamiento y con el interés científico adecuado.

Las teorías sobre las causas de la enfermedad de Alzheimer han sido numerosas. Una simplificación de la teoría más popular consta en que la proteína beta amiloide (Abeta) se acumula en el cerebro causando inflamación, desarrollando ovillos neurofibrilares de proteína tau y muerte neuronal, en ese orden. Esta idea fue aceptada en parte porque los fármacos antiinflamatorios o las dietas antiinflamatorios parecían proteger al individuo respecto al desarrollo de esta condición, aunque investigaciones más recientes no han tenido enfoques antiinflamatorios y han indicado que la inflamación no es la clave para el desarrollo del Alzheimer ya que una vez que se manifiestan los síntomas de la enfermedad  los tratamientos antiinflamatorios no ralentizan ni detienen la enfermedad, lo que sugiere que hay algo más en juego además de inflamación la cual no ha sido descartada como un factor predisponente.

En los últimos años se ha considerado la inquietante idea de que la radiación ionizante pueda relacionada con la odontología sea una causa del Alzheimer es a la vista de las estadísticas internacionales sobre la prevalencia de la enfermedad y las visitas al dentista, teniendo en cuenta el hecho de que incluso dosis bajas de rayos X pueden causar mutaciones y, en particular, daños en los telómeros,  y la  investigación citada anteriormente que desafía las suposiciones comúnmente mantenidas sobre las causas de esta enfermedad degenerativa del cerebro.

La literatura científica muestra sobre la seguridad de la exposición dental a la radiación ionizante muestra que, aunque las dosis y los tiempos de exposición son menores de lo que eran en las tres décadas que comenzaron a partir de los años 50, la radiación sigue siendo perniciosa para el organismo y los riesgos siguen cambiando con el uso de nuevas tecnologías dentales, como con los escáneres de tomografía de haz cónico, los cuales son cada vez más utilizados en la práctica odontológica. Aunque las altas dosis de radiación siguen siendo un tema relevante, los científicos se sorprendieron al descubrir que las dosis bajas de radiación ionizante podían suponer un mayor riesgo de mutación que las dosis más altas.

Un estudio de 2003 que expuso tejidos in vitro a dosis bajas de radiación ionizante descubrió que las células podían tardar semanas en reparar el daño de doble cadena en el ADN inducido por la radiación mientras que las células expuestas a dosis altas de rayos X se reparaban a sí mismas en tan solo unas horas. Los resultados se confirmaron en 2010 con un estudio de seguimiento que incluyó la experimentación  con ratones. Es fácil olvidar que la enfermedad de Alzheimer no es una consecuencia natural del envejecimiento, sobre todo porque su prevalencia aumenta entre los ancianos, robándoles cada vez más calidad de vida. Sin embargo, culturas antiguas de todo el mundo han valorado tradicionalmente a los ancianos por sus recuerdos y su sabiduría, una costumbre que está siendo cuestionada con el aumento de la enfermedad de Alzheimer y, con ella, de la carga asistencial familiar. Además de la enorme carga física y emocional que esta enfermedad pone sobre los seres queridos que han perdido a causa de esta devastadora enfermedad y los costes económicos asociados al Alzheimer son realmente considerables.

Se necesitan más estudios para determinar si la radiación ionizante relacionada con la odontología está causando el envejecimiento prematuro y la muerte de las células cerebrales que sostienen las neuronas, dando lugar a la enfermedad de Alzheimer. Un experimento que ayudaría a sentar las bases para probar la hipótesis sería exponer cerebros de ratones a dosis de rayos X comparables a las exposiciones dentales, seguido de un examen de los telómeros microgliales para detectar los daños sufridos.

Con esto no estamos concluyendo en que se debería dejar de usar los métodos de evaluación radiológica en odontología, los cuales han asistido a los odontólogos para llegar a mejores diagnósticos y consecuentemente a mejores planes de tratamiento. Lo importante es considerar las dosis de radiación y proteger al paciente expuesto de forma excesiva asi como al odontólogo operador de equipos radiologicos en el consultorio dental.

 

Referencia bibliográfica

Rodgers, C. C. (2011). Dental X-ray exposure and Alzheimer’s disease: a hypothetical etiological association. Medical hypotheses77(1), 29-34.

 

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